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martes, 5 de julio de 2016

COMIENZA TU HISTORIA



Corría por la cuarta avenida mientras en su rostro se reflejaban las luces de las sirenas del coche policial. En aquel instante lamentaba no estar en forma y no tener una ropa más cómoda para la ocasión. El corazón le galopaba como caballo desbocado y la verdad que se sentía tan agotado que estuvo apunto de rendirse en su carrera. El silbido de las balas le avisaba de que cada vez estaban mas cerca sus perseguidores. No entendía que hacía allí por aquellas calles mojadas por la lluvia corriendo y mucho menos por que la policía le perseguía. No sabía que hacer, pero detenerse no quería hacerlo. Eran las una de la madrugada observó en su reloj, dos tipos se bajaron de un coche y se unieron a la persecución, el reflejo amarillento de las farolas nocturnas y las sombras de la noche no distinguía bien los rostros de los tipos que le perseguían, agachó la cabeza y se prometió no mirar mas atrás como lo había hecho un par de veces perdiendo velocidad. Cada vez los tenía mas cerca tanto al vehículo policial como a los dos  hombres, así que decidió que tenía que pensar rápido, pero su aturdimiento no se lo permitía, estaba desorientado y perdido. El cielo comenzó a rugir con severidad, y a él  le sobrecogió un poco el ruido de la cúpula oscura. Las gotas de agua comenzaron a caerle por su rostro sudoroso, tanto sus jeans como su jersey se empaparon enseguida. La sirena del coche patrulla se había silencia de pronto y los pasos de los dos hombres ya no estaban, no los escuchaba, pero con ello no quiso mirar atrás, pero si se permitió un poco aflojar el paso que llevaba. Cruzó la calle a la izquierda y se introdujo en un portal de un viejo edificio con el pensamiento de esperar a que parase aquel torrencial de agua. Tiritando de frío una vez que se calmó apontocó la espalda en la pared y escurriéndose hacia abajo se sentón en el suelo. Los segundos parecían haberse ralentizado por un momento la vida parecía cruzarle despacio por delante de sus ojos. Entonces allí estaba un golpe tan fuerte en el estómago que le cortó la respiración después otro en la cara, todo era lento pero a la vez doloroso, parecía no saber que estaba pasando, de repente se sentía inmóvil algo le sujetaba el cuello sin dejarlo que se moviera, lo último que pudo presenciar fueron las rotatorias rojas y azules  del patrullero y sus faros que le iluminaban el rostro asustado. Le habían cazado, y ya no había escapatoria.

viernes, 1 de julio de 2016

HISTORIA PERDIDA



No había encontrado la forma de localizar a la chica, su paciencia se había agotado por completo, y eso le estaba preocupando. Miraba la pantalla del ordenador como hipnotizado, cabalgaba en una de sus excursiones mentales de las que ya estaba acostumbrado. Absorbía el café con despreocupación rindiéndose al sabor que inundaba su boca.
Volvió a mirar el mapa de la ciudad, lo había recorrido todo y ninguna señal de su amiga. Agarró el móvil y marcó su número, la voz metálica al otro lado indicaba que estaba apagado. Sin esperar más dio el último sorbo al café y se dispuso a salir por la puerta del edificio mientras se ponía su chaqueta de cuero marrón. En el espejo del ascensor observó que no se había afeitado, pero eso no le preocupaba en absoluto, ya no cuidaba su imagen desde hacía años y su voluminosa barriga empezaba a coger protagonismo entre su ropa. Dientes desgastados por el sarro, peinado descuidado, mirada triste y cansada, no se reconocía en aquel fantasmagórico retrato. Tuvo miedo por un momento, se frotó los ojos con ambas manos como queriendo que todo se borrase ante su retina, pero no ocurrió, su uno ochenta seguía allí de pie contemplándose. El ascensor ya había parado en la planta baja y había abierto sus puertas, salió corriendo huyendo de él mismo, el vestíbulo repleto de gente lo devolvió a la tierra, pero no olvidaba la sombra del hombre que había visto, así que estuvo a punto de pedir que alguien lo socorriera.
Aparcado en el número cuarenta y ocho del parking estaba su todoterreno, al apretar el botón del mando a distancia los intermitentes se iluminaron a la vez que dos sonidos agudos daban la señal de que la alarma había sido desconectada. Se introdujo en el interior del vehículo dejándose caer en el respaldo como si estuviera en el sillón de su casa y se pusiera a ver una película. El cuerpo parecía pesarle, se relajó pero no lo suficiente, observó su escopeta recortada entre el asiento del copiloto y el suyo, un vaso de papel vacío de café, y la foto de la chica, una joven de pelo oscuro y ojos rasgados, piel blanca y sonrisa amplia. Sus ricos padres ofrecían mucho dinero por encontrarla, y claro el no iba a perder la oportunidad. De la noche a la mañana había desaparecido, no había rastro de ella, era como si la Tierra con hambre atroz se la hubiese tragado.  La policía estaba a punto de cerrar el caso, no sabía nada ni tenía sospechosos, todo era extraño, pero no era la primera vez que una jovencita desaparecía de buenas a primeras y solo quedaba esperar….    

martes, 28 de junio de 2016

UNA ÚLTIMA HISTORIA


Corría un aire frío que golpeaba las ventanas. No era de extrañar ya que a fuera estaba nevando y la noche se había presentado mas cerrada que nunca. Las luces de las farolas brillaban iluminando parte de la calle solitaria. Los árboles enseñaban sus sombras tímidas que bailaban al son del frío invierno. Las largas ramas se colaban por la ventana rota de la tercera planta, queriendo buscar el último ápice de calor que desprendía el cuerpo mustio del joven. Su compañero gritaba en un rincón de la misma habitación. Temblaba y se tapaba la cara con los brazos, las grandes manos cubrían sus hombros y tarareaba una canción que parecía alejarlo del lugar. Volvió a gritar con todas sus fuerzas, pero esta vez lo hizo destapando sus ojos, y sí lo estaba viendo todo, lo que no quería era presenciar lo que estaba delante de él, pero no tuvo mas remedio que hacerlo, nadie le escuchaba y mucho menos le socorría, pero su canción le había tranquilizado un poco aunque su inconsciente le martilleaba por que le hacía gritar sin que él quisiera. Los tonos grises y negros que proporcionaban la noche suavizaban la foto dantesca. El joven apretaba más hacia atrás como si fuera a derrumbar la pared, aunque no era de extrañar él era capaz de hacerlo. Su voluminoso cuerpo, sus grandes manos y cabeza….   

lunes, 27 de junio de 2016

HISTORIA DE ELLA


HISTORIA DE TOBÍAS

No tenía ni idea de cuantas veces había pensado lo mismo, creía que se le había pasado ese revoloteo que una y otra vez le removía los engranajes del cerebro. Se sentó enfrente de la televisión con una suculenta hamburguesa de doble queso y pepinillo, le encantaba aquella grasienta y asquerosa comida, un manjar que necesitaba con urgencia porque desde hacía horas no se llevaba nada de comer a la boca.
Puso el canal seis donde estaba la guapa presentadora de un programa cualquiera mirando hacia un público exaltado. Tobías se reía con la boca llena. Uno de los concursantes no sabía la respuesta y por eso hizo que Tobías se agitara de tal forma que por poco se le cae en los pantalones toda la pringue.
De nuevo ese pensamiento, la sonrisa se borró de su rostro de forma fulminante, cerró los ojos con fuerza con la idea de que se esfumara. Le dio un sorbo al refresco helado, luego apretó la mandíbula, se puso de pié con fuerza espachurrando contra su camisa aquello que estaba devorando, entonces fue cuando ocurrió, algo ocurrió en milesimas de segundo....

HISTORIA DE DIEGO DUMER

Las luces eran horriblemente frías, sus destellos azules reflejaban tristeza y te envolvían entre sus heladas sombras.
El sonido chirriante de las puertas de hierro se cerraron a las espaldas de Diego Dumer un joven de diecinueve años que unos minutos atrás dejó la libertad que todo ser humano valora y aprecia, para adentrarse en la prisión militar. Las estrellas y el viento procedente de la caleta le dijeron adiós a esas avanzadas horas de la noche.
Le escoltaban un cabo y un sargento del ejército de tierra. El cabo sudaba por los cuatro costados, un tipo rechoncho y sudoroso. Era curioso observar como el oxigeno que entraba por su nariz silbaba. Tenía el aspecto de un animal de campo que cansado de trabajar se había echado sobre su lomo debajo de la sombra de un olivo. El sargento no paraba de rascarse la poblada y oscura barba, movía y apretaba la gorra que sujetaba en las manos como un nervioso ritual.
Los demás presos dedujo Diego dormían o permanecían callados entre las oscuridad de sus celdas. Diego Dumer tenía miedo, por unos instantes pensaba que se hallaba atrapado en los brazos de Morfeo intentado escapar de ellos, pero no era así, estaba en una realidad de la cual no podía huir...

HISTORIA DE ALGUIEN FUERTE

Era una chica fuerte, pero aquella mañana se sintió diminuta, como una mota de polvo en cualquier sitio. Su pequeño corazón se aceleró al escuchar las agitadas voces de los otros niños que la rodeaban. No alcanzaba a saber que estaba pasando, solo escucha insultos y gritos que procedían de todas partes. La zarandearon mientras decían su nombre. Estaba sujeta por la sombra de terror y el miedo, quería salir corriendo, pero la masa de crueldad no la dejaba escapar. En un momento pudo controlar el pánico que se incrustaba dentro de sus entrañas recorriéndole la espalda hasta la nuca, levantó la mirada para comprobar que el miedo ya no estaba con ella, se había esfumado como la neblina de la mañana. Miró a los ojos desencajados de cada uno de los niños, se hizo entonces el silencio, fue de una forma rápida y sigilosa todos se apartaron de ella, y de su nombre.